El pueblo no olvida...

Una vez muerta se convirtió en un problema y les acarreó más dolores de cabeza que  cuando estaba viva. 

Murmuraban su nombre con una rabia similar a la de los perros, como con las fauces llenas de espuma. 

Angelada, de blanco, Evita parecía estar dormida. 

Quienes la vieron reposar en ese sueño  eterno no lograban liberarse de esa sensación que calaba hasta los huesos. Era dormida,  una leona en reposo y a su vez, una doncella frágil que en cualquier tiempo podría despertar.  

Afuera, se agitaban las aguas del conflicto. 

Depuesto el General, Evita estaba allí, en toda  su indefensión. Y los milicos tenían un problema enorme que no sabían cómo manejar.  Cuándo no ella, metiéndolos en quilombos. 

En vida Eva fue símbolo de lucha, amor, justicia social. 

Pasó por un país agitado sembrando sonrisas y agradecimientos. Posó sus oscuros ojos en aquellos a los que nadie  miró. Les habló, los consoló. Muerta, era una mártir, una santa. Sin estar canonizada, fue  la santa del pueblo y los humildes, los grasitas, los olvidados, los nadies.  

Comenzó su cuerpo a ser trasladado sin descanso por todos lados. 

Camiones

Oficinas

Casas particulares

Un cine. 

Con la serenidad de la muerte nada tocaba su aura angelical.  

Indefectiblemente, quienes estaban a cargo del cuerpo de Eva se sentían perseguidos. 

Una  sombra se cernía sobre ellos cual presagio de alguna desconocida tragedia que se  avecinaba. Adonde fuera el cuerpo, no tardaban en aparecer flores y velas. 

El pueblo no  olvida milico, no cometas el error de pensar eso. 

Y automáticamente el ciclo comenzaba  nuevamente.  

Ni siquiera el odio más acérrimo lograba hacer mácula en la belleza de Eva. 

Allí seguía,  incólume, inalterada y en todo su esplendor. La abanderada de los humildes era intocable  aunque la vejaran. 

Años en peregrinación. 

Años buscada por militantes. 

Años ocultada por milicos primero y por curas después.  

Años agrediendo su cuerpo, en un intento de someterla a ella, a la odiada más odiada, a la amada más  amada. 

El odio no logró jamás lo que el amor. 

El odio no consiguió ni siquiera mancillar su  nombre ni logró trascender más allá, porque se consumió en el fuego de ella, de Eva. 

Evita, María Eva, la bastarda, la actriz, la puta, la yegua, la mariposa, la santa, la diosa,  la deseada Vicepresidenta, la flor, la madre, la hermana, la primera descamisada, el fuego  inmenso, la pasión, la muerta, el mito, la leyenda. Evita, María Maggi de Magistris, la  que volvió, la que aún muerta, está más viva que nunca porque el pueblo, milico, el pueblo  jamás olvida a quienes no lo traicionan.


https://youtu.be/UoQNCVn4y6E La Jefa Espiritual 




Comentarios

  1. Anda a un/a psicólogx. Es baja autoestima

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  2. Una merecida evocación de nuestra Abanderada de los Humildes. Comparto aquí una bella poesía que escribió una amiga, publicada en la Biblioteca Sonora de la Bib. Popular Kique Sánchez Vera: https://soundcloud.com/user-307506195/puno-y-paloma-autora-magdalena-bianchi-lee-magdalena-bianchi

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