Maternar, la teta, la culpa y el entorno

Últimamente, con el auge de las redes, he tenido oportunidad de contactar con una exquisita variedad de mujeres, de todas las edades, nacionalidades, filiación política, elección sexual, y un largo etcétera. 

Me siento hermanada con las mujeres, nunca pensé que pudiera llegar un momento así para nosotras. No obstante eso, me quiero enfocar en una porción de esas con las que me contacto diariamente, y ahí va la lista extensa: mujeres que no son madres porque así lo eligieron, mujeres que no son madres porque no pudieron serlo, mujeres que abortaron y son madres hoy, mujeres que abortaron y no quieren ser madres, o sí, pero más adelante. Otras mujeres que como yo, buscaron ser madres junto a sus parejas, hetero y homosexuales. Mujeres que están en procesos para adoptar, solas. Otras tantas mujeres que tuvieron embarazos que no fueron planificados pero que disfrutan hoy de su rol de madres.

A todas nos ha atravesado algo en común que es el entorno y las opiniones. Vivimos insertas en una sociedad, y a su vez, nuestro pequeño entorno es una sociedad aparte. Abuelos maternos y paternos (si es que están presentes), tíos y tías, amigos, todos los que nos rodean se ven casi obligados a emitir opiniones. Y no, no siempre es requerida dicha opinión, más bien diría que la mayoría de las veces se nos impone escuchar.

LA MATERNIDAD NO ES UN VALLE DE ROSAS

Desde chicas se nos enseña a romantizar todo: desde el primer amor, hasta la pérdida de la virginidad. Que levante la mano la treintañera que no pasó por eso, por favor. Eso nos mete en un pequeño lío cuando crecemos. Muchas veces ni siquiera nos animamos a expresar lo más natural del mundo que es el deseo sexual. Nos reprimimos, nos callamos. No alcanzarían los caracteres para describir todas las experiencias por las que hemos pasado. Naturalizamos en numerosas ocasiones comportamientos como los celos, porque hemos escuchado miles de veces que si tu pareja te cela "es porque le importas", y no. No es así.

ME DAN ESPACIO Y ME VOY POR LAS RAMAS!

Volviendo a la idea principal, se nos enseña a romantizar y romantizar está mal. Basta de eso. Con esa idea llegamos al embarazo y nos damos cuenta que por más que amemos a ese ser que gestamos, deseado, nada nos saca el cansancio, ni los dolores, las náuseas, los vómitos o los mareos. Pero bancamos, porque somos guerreras. A veces sucede que no conectamos con lo que gestamos. A mí me pasó eso en mis dos embarazos; después del primer trimestre la sensación se fue, pero no conectaba, era como si no tuviera nada adentro, y de la nada la sensación se fue ¿ENTIENDEN QUE NUNCA HABLAMOS DE ESTO? Nunca lo hablamos porque nos da vergüenza, nos da vergüenza o temor sentirnos (sabernos) juzgadas por el otro, o la otra, o como quieran ponerle. Y seguimos bancando, como guerreras que somos, porque lo somos, aunque no nos lo digan seguido, sabemos que lo somos.

Y llega el nacimiento, y todo cambia. Acá tenes numerosas opciones: podes tener un parto complejo donde no la pases para nada bien, podes tener un parto mucho más sencillo donde todo se dé con naturalidad, podes sufrir o no procedimientos invasivos, podes o no atravesar por momentos en que se presenta la tan temida violencia obstétrica. Lo cierto es que con mucha suerte el bebé nace, está sano, y de golpe te encontrás con un pequeño bollito que depende de vos, que estás más desorientada que el campo nacional y popular cuando ganó Macri las elecciones (a mí me re pasó eso, y no se lo deseo a nadie, no sabes para donde rumbear). 

De golpe sos madre, y tenes que arrancar de cero a cambiar pañales, limpiar la zona alrededor del ombligo, y aprender a interpretar el llanto. El llanto puede ser a veces enloquecedor, seamos honestas. En el caso de ser primerizas todo nos asusta. TODO. El bebé llora y estás desorientada y sola. Ya sabemos como es el tema de las licencias por paternidad en nuestro país, son asquerosamente cortas. Por tanto el papá (si es que está presente) estuvo con nosotras a lo sumo dos o tres días y listo, se acabó lo que se daba. Estamos solas en esta, pero nos sigue dando cierta culpa expresar que necesitamos ayuda, "¿cómo, si es mi hijo, hija, no puedo hacer todo sola?", y es que es lo normal hermana mía. No somos superheroínas, no somos superpoderosas. Somos simples mortales llenas de hormonas, que acabamos de dar a luz, cuyos cuerpos no encuentran ni la forma ni el ritmo anterior a parir. 

Y APARECE EL ENTORNO, TAN TEMIDO

La abuela materna o paterna que te desplaza diciendo que "así no se hace, hace así mejor, no así no, no podes hacer eso porque se te hace mañero, si llora levantalo, si llora no lo levantes y dejalo llorar porque así ensancha los pulmones, mira, agarralo así" y un sinfín de frases que te largan en catarata. Y vos no querés escuchar eso! Solo querés depositar la bendición en esos brazos y correr a ducharte, lavarte los dientes, arreglarte un poco el nido de pájaros en que se convirtió tu cabeza, pintarte un poco, llorar, DORMIR! 

Tratas de dar de mamar, y no podes. Y acá me levanto para decir que no todas podemos contar con los servicios de una puericultora (a esto lo aprendí después de tener a mis dos enanos, no sabía que existían esas profesionales que son como ángeles). Cuesta horrores a muchas mujeres dar la teta, y me incluyo, con todo énfasis. Te dicen que es un instante hermoso, que haces conexión con tu bebé, que la leche materna es lo mejor que hay. NADIE te dice que en muchos casos no sale como lo pintan. Que las tetas duelen, y que los puntos tiran (sí, tiran). Que los recién nacidos tienen un hambre voraz, y que quieren morfar seguido, y que no se llenan si no te sale suficiente leche. Y empieza a apurarte el pediatra, y el suegro, la suegra, a veces tus viejos. Y vos estás desorientada, Y CON TODA RAZÓN, porque cómo carajo es que tus tetas están duras, y la leche no sale, ¿por qué no sale? Y te dicen que si te tensionas es peor, que le pasan los nervios al bebito, y te sentís más culpable aún porque no lo querés hacer más, y también escuchas que la leche es el mejor remedio, porque los inmuniza de todo, PERO A VOS NO TE SALE UNA GOTA Y NO DAS MÁS.

TODAS (o la gran mayoría) de las que maternamos pasamos por ese momento de mierda. Y te digo compañera que no hay soluciones mágicas. Acá lo único que importa es como te sentís vos y tu pequeño. Si no querés dar más la teta no lo hagas más. Podes consultar con una puericultora y dar otra chance, hablar con tu médico, probar otro método, o ser guiada hasta que el último rastro de esa leche que no sale se vaya de tu organismo. Podes hacer lo que sientas que es correcto porque nada, NADA de lo que hagas, va a ser en miras de perjudicar a tu hijo. Podes criar al pequeño o pequeña en cuestión con una mamadera y no va a ser diferente. Vos vas a estar tranquila, el niño niña llenito, y todos contentos. PERO NO TE SIENTAS CULPABLE, porque eso te destroza y te corroe. 

Y acá va mi humilde consejo a todos los que conocen, son pareja o parientes de una mujer que acaba de parir


  1. No invadas. Espera a ser invitado a conocer al pequeño retoño cuando los padres así lo deseen. Puede que quieren que vayas al hospital o puede que no. No te ofendas ni te enojes. No corresponde, dales tiempo a que se asienten
  2. No ofrezcas consejos si la mamá no te los pide, por algo no lo hace
  3. Sí podes ofrecer un poco de tu tiempo para que la mamá pueda darse una ducha, dormirse una siesta, bañarse, comer, salir a caminar, HACELO. Es el mejor regalo
Dejemos maternar en paz. 
Dejemos maternar en tranquilidad, sosiego, en un ambiente apacible. No seamos metidos. Hagamos este servicio a toda la comunidad, pero sobre todo a aquellas mujeres que están pasando por un cambio muy fuerte en sus vidas. 

Por maternidades deseadas y sintientes, por favor, dejemos nuestras opiniones, bien intencionadas o no, en el fondo del cajón.


Dedicado a todas las madres (recientes y futuras) que leo muy seguido en Twitter. 
Mi admiración, mi acompañamiento, mi amor y mi agradecimiento.





 



















Comentarios

  1. Muy bueno animarte a decir teta, porque la gente humilde y en el campo las mujeres a sus bebés recién nacidos le dicen "a tomar teta" y nó lola ni pecho!!!
    Muy bien descripto tanto para los que sabían del tema como para los que lo ignorabamos!!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Excelente crónica de las peripecias de la maternidsd. Contado con humor y sencillez pero con la profundidad de la que sabe porque lo vivió.
    ¡Felicitaciones!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares